Paul Burkey Sadeness --

Foundation Logo

Foundation Line

Foundation - Pr�logo
Escrito por: Jason Hayman

 

Era una habitaci�n nada interesante, oscura y modesta, tan comun como otras habitaciones de abogados. Libros apilados que llegaban al techo y rollos de pergaminos, amarillos con la edad, peligrosos angulos en esquinas oscuras, una seleccion peque�a incomfortablemente emplazada dento de un parag�ero con la base de una pata de elefante.

Una mesa colocada en el fondo de la habitaci�n; madera oscura agujereada como el hombre viejo que se sentaba detras de ella. Una unica lampara iluminaba la mesa, parpadeando, brillo electrico a traves del papel que el viejo flaco estaba garabateando furiosamente. La dura luz le daba al viejo una obsesion, santificando su faz. Detras de este escritor, flanqueado por hileras de libros que parecian preparados para caer, estaba una puerta que te conducia facilmente a un lavabo, o quiza peor, a la oficina del responsable.

Unos pasos en el corredor causaron un momentaneo parpadeo en el viejo escritor. Paro durante un batir del corazon, mirando por un momento a la puerta en frente de el, para volver a su agitada escritura.

La puerta se abrio con un ruido; un rayo de luz blanca penetro en la habitacion iluminando la parte lejana del estudio, haciendo que los libros se cubrieran de sombras.

"Por favor no cierre la puerta destras de usted, Gibbons," dijo el viejo, con una voz de fatiga.

La puerta se cerro con un crujido. La peque�a figura delgada, parecia un hombre esqueletico deslizandose sobre la mesa. "Buenas noticias, se�or!" la figura trato de decirlo alegremente, pero con voz tortuosamente molesta. Al viejo sentado en la mesa, esa voz siempre le recordaba a un gato atrapado en una lavadora durante el centrifugado.

No hubo respuesta mientras el hombre continuo su escritura maniaca. Gibbons miro alrededor, El blando de sus ojos la unica cosa discernible en la oscuridad, tristeza opresiva en la habitacion. Lo odio cuando su maestro lo ignoro y su conciencia empezo a juntar sus manos.

"Pon eso ahi, Gibbons. El tiempo pasa."

"Se�or, creo que he encontrado la gente por la que pregunto."

El escritor paro y su boligrafo fue gentilmente colocado al lado del papel, entonces miro a los ojos d Gibbons El viejo enarco una ceja. "Todos ellos?" inquirio esceptico, ya que no creia que esa tarea fuera posible. La alta, fantasmal figura hizo una se�a energicamente. Siempre estaba encantado de ayudar a su maestro. "Bien?" dijo el viejo impacientemente despues de un momento de silencio.

Gibbons miro palidamente a tu maestro antes de entender que se esperaba de el. "Ah! Se lo muestro??"

"Si Gibbons. Por favor, hagalo" contesto agriamente su maestro.

Con una profunda reverencia, la alta figura desparecio detras de la puerta abandonando la habitacion. Despues de breves momentos se oyo llamar a la puerta.

"Adelante!" dijo el viejo en un cuidadoso tono de voz.

La puerta se abrio y un hombre alto, con una estructura petrea en la cara recorrio la habitacion. El pelo largo, le llegaba a los hombros, una tunica gris grabada en zig zag a lo largo de pu�os de las mangas y todo el mostraba una finura en sus ropas como si otro de los "jefes" no hubiera visitado esta habitacion en el pasado.

"Por favor, sientese," el viejo ofrecio al atractivo extra�o sin levantarse de su propio asiento. El hombre se mostro esceptico al principio pero se acerdo a la mesa y se sento lentamente, sus ojos azules no dejaron de mirar los del viejo en ningun momento.

"Se me han ofrecido vacaciones?" pregunto el hombre de pelo amarillo. Sonaba sospechoso y parecia enfermo. "Unas vacaciones especiales?"

"Ciertamente, se�or!" dijo el viejo detras de la mesa con voz ensayada y boyante. "Unas vacaciones como ninguna otra que haya tenido antes!"

El apuesto hombre se tomo su tiempo antes de preguntar la siguiente pregunta. "Y es gratis?"

El viejo rio con sonrisa ganadora. "Si, se�or. Para gente como usted." El hombre aun no parecia convencido. "Vealo como un juego. Cuando pierdes, las vacaciones se habran terminado y volvera al lugar donde Mr. Gibbons le encontro." El viejo pudo ver en la cara del extra�o que estaba pensando. "Ser� como vivir otra vida, empezando todo otra vez en un mundo regido por la magia y los dioses."

"Dioses! Hah!" Vocifero el hombre grande. "Ya he tenido suficiente en la iglesia! No hacen m�s que intimidar y orar tardiamente!"

El viejo sonrio. "Le aseguro, se�or, nadie en ese mundo le intimidara. En ese mundo todos sus sue�os se veran realizados." La dureza desaparecio de pronto de la cara del hombre grande.

"Sue�os. Si! Estoy lleno de sue�os," el hombre grande sonrio jovialmente. "Usted sabe, tengo esta idea para un globo aerostatico. El aire caliente levanta, separandote del suelo!"

"Ciertamente lo hace se�or. Le puede garantizar que es estas vacaciones, ese sue�o se hara realidad." El viejo se inclino sobre la mesa. "Por eso lo queremos se�or. Usted es un inventor, un so�ador, de esa clase de gente para la que esta echa ese mundo." El vio, que tenia al extra�o donde queria, atado. "Por supuesto, puede decir que `no' y nada habra ocurrido."

El gran hombre ordeno sus dias so�ando. "Quisiera tener esas vacaciones!" Dijo con firmerza, con una voz de determinacion.

"Excelente!" el viejo sonrio agradecidamente. Abrio un cajon y saco un pedazo de papel. "Necesito saber algunos detallles, se�or." el viejo escribio en la pagina y sin levantar la vista pregunto, "Nombre por favor se�or."

"Da Vinci." Contesto el hombre grande. "Leonardo Da Vinci."

"Ocupacion?"

"Artista, escultor, inventor"

"Gracias se�or. Si quiere firmar esta declaracion aqui al final." Le paso al artista la hoja de papel que habia estado escribiendo. "Aqui se�or," el viejo puntualizo, "donde esta la linea de puntos."

Boyantemente, Leonardo Da Vinci firmo su nombre.

"Ahora se�or, si sigue este camino," el viejo se levanto majestuosamente de su asiento gesticulando al artista para que caminara hacia la puerta de madera detras de la mesa. Cogiendo el pomo, el viejo abrio la puerta y acompa�o a Leonardo dentro. "Si usted entra dentro se�or, entrara en la ultima fase del contrato."

La habitacion al otro lado era oscura y solitaria. Leonardo miro al viejo el cual le sonreia amistosamente como el gato que acaba de tomar su leche. "Esta seguro? Parece muy oscuro aqui dentro."

"Todo le sera revelado pronto, se�or." Otra vez el viejo acompa�o al artista hacia dentro. Leonardo ando los primeros pasos que le dirigian hacia la oscuridad. Miro alreddor y le envio una mirada aprehensiva al viejo. "Por favor, mantenga la calma se�or, todo esta bien." Repentinamente la luz empezo a llenar en la habitacion. Leonardo miro alrededor, alarmado por la brillantez deslumbradora. "Vaya tranquilamente se�or. Sus vacaciones empiezan con esta se�al."

El viejo cerro la puerta y ando hacia la mesa. Rayos de luz salieron por las bisagras de la puerta. Imperturbable, el viejo continuo escribiendo en su hoja de papel, entonces lo coloco cuidadosamente dentro de la mesa. Ahora su habitacion se veia inmersa de rayos de luz rotatoria, los libros asperamente iluminados daban el aspecto de caras grabadas a lo largo de sus columnas y cubiertas. Los libros parecian sonreir afectadamente.

"Wwwwwaaaaaahhhhhhhh " POP! Fiiizzzzzz! El gemido de Leonardo fue repentinamente cortado y los brillantes rayos de luz que se filtraban desde la habitacion cerrada desaparecieron.

Calmadamente, el viejo cerro el cajon de su mesa y entonces se inclino hacia una caja con lineas de botones. Pulso uno de ellos y la caja siseo. "Envieme al siguiente, Gibbons." Dijo inexpresivamente.

Despues de unos momentos, llamaron otra vez a la puerta.

"Adelante!" dijo el viejo.

La puerta se abrio con un balanceo y la clara peque�a figura de un hombre de pie en el dintel. Entro lentamente en la oficina, el viejo empezo a vislumbrar las caracteristicas. El hombre peque�o, vestia hombreras metalicas, un peto moldeado con la forma de un pecho poderoso de hombre. Debajo de su armadura, vestia una tunica, las mangas llegaban hasta sus codos con oro refinado a su alrededor. Otro hombre rico reflexiono el viejo. Sorprendentemente, el hombre bajo del dintel vestia faldon y unas botas hasta las rodillas peludas como un ternero. Una espada encinta en su funda y la mano del hombre reposaba comfortablemente sobre la empu�adura como un hombre acostumbrado a matar.

"Sientese, por favor" ofrecio el viejo.

El soldado hecho un vistazo a la habitacion y entonces cogio la silla y se sento. "Se me dijo de venir aqui!" bramo el hombre. Ladeo su cabeza a un lado y miro con intensidad al viejo con sus fieros ojos azules. "Para un juego." Se deslizo sobre la mesa. "Un juego de guerra ideado por los dioses," dijo ominosamente con un pesta�eo.

"Ciertamente, se�or! Y tambien un gran juego!"

El militar miro la habitacion. "Libros!" grito con desprecio. "Nada bueno puede salir de los libros!" Volvio su atencion al viejo, mirandolo con ojos glaciales"�Donde estan las espadas y escudos y las cabezas clavadass en las lanzas?"

El viejo se sento de nuevo en su silla, disgustado por el amargo comentario del extra�o. "Esto solo es una entrada, se�or. Detras de esa puerta," el viejo se giro en su silla y apunto a la aburrida y ahora intimidadora puerta, "un mundo lleno de guerra y violencia, pestilencia y hambre. Alli detras, se�or, estan sus sue�os."

"Mujeres?" pregunto el soldado, lanzando una mirada furtiva al viejo.

"Ciertamente, se�or. Y alcohol," dijo amistosamente.

El soldado sonrio, una amplia sonrio mostro sus blancos dientes. El viejo no podia decepcionarlo.

"Y si muero, no morire?" El extra�o parecio confundido con esta sentencia, como si fuera repitiendola en su cabeza y no la acabara de entender.

"Si muere dentro de ese mundo, se�or, volvera a este, donde le encontro Mr. Gibbons" replico el viejo.

"El hombre comadreja con ojos derretidos que no podian enfocar a un solo punto?"

"Si, se�or! Le entiendo ahora perfectamente."

"Maldita maricona, hombre! Primera se�al problemas, se estaba inquietando el mismo!"

"El ha sido avisado de hacer eso," dijo el viejo apologeticamente. "Algo que hacer con su educacion creo."

"Bien, hombre! Puedo ir a ese Nuevo Mundo o no? Tengo la necesidad de conquistar algo!" Solto con una picara risa. "Una buena mujer quizas!" grito con un pesta�eo.

"Cierto que puede, se�or!" Imterrumpio el viejo rapidamente. "Usted es justo lo que estabamos buscando," el viejo miro hacia su mesa de trabajo, " bruto", se recordo a si mismo mientras habria el peque�o compartimiento y cogia otro pedazo de papel. "Su nombre, por favor se�or. Detalles que usted entendera."

"Alejandro el Grande!" grito el hombre y salto sobre sus pies y puso sus pu�os en las caderas. "Conquistador del mundo conocido y elegido de los Dioses!"

"Seguro, se�or, y que bien que hicieron," el viejo se deslizo cerca de su mesa mientras escribia. "Le aman en todas partes," a�adio en el papel. "Ocupacion se�or?"

"Dios," dijo Alejando queriendose a si mismo. Pinto algunos aspectos imaginarios de su peto entonces inspecciono sus arregladas u�as. "Las mujeres caen a mis pies y se me ofrecen. Como le llamaria a eso?" pregunto el hombre, obviamente confuso por su propia pregunta.

"Desesperado?" dijo el viejo.

Alejandro el Grande le lanzo una mirada acida, entonces una sonrisa lenta aparecio en su cara. "Hah! Me gusta, Hombre! Tiene agallas!"

"Cierto, las tengo, y estan justament donde estan!" Alejandro estallo en un risa compulsiva. "Entonces se�or. Debo a�adir su ocupacion, mujeriego y alcoholico?" Alejandro rio todavia todavia mas fuerte.

"Me gusta usted!" exclamo. "Tiene usted mas agallas que cualquiera de mis comandantes!"

"Gracias se�or, Recordare eso." Se levanto de su silla. "Ahora si quiere entrar por esa puerta, la parte final del contrato se vera completada."

Alejandro probo de parecer mas alto, y casi lo consiguio a despecho de que solo tenia tres pies de altura menos que el viejo. Ando como un guerrero hacia la puerta, la abrio a su manera. Alejandro le lanzo al viejo una mirada alarmada.

"Los Dioses estan impacientes a que usted entre," sugirio el viejo. "Sus reinos le esperan."

Alejandro sonrio agradecido y entro en la habitacion oscura. La puerta inmediatamente se cerro tras el guerrero.

Se oyo algo del otro lado. "Que cosa es esta!" exclamo Alejandro. "Aqui no hay nada mas que oscuridad" De repente una luz se filtro desde la oficina por la puerta. "Demonios! He sido traicionado!" De forma mas urgente esta vez. "Yo - !" Repentinamente su voz fue cortada. "Aarrgghhhhhhh - !" POP! Fiiizzzzzz!

La luz desaparecio y el viejo volvio a su asiento. Pulso el boton de su consola. "Siguiente!" ordeno broncamente.

Despues de un breve tiempo, llamaron a la puerta.

"Adelante!" espeto el viejo.

Una cabeza hecho una mirada a traves del dintel. Bien, tecnicamente era una cabeza, pero parecia que alguien hubiera colocado un erizo, en su cabeza. Incluso el viejo parecio sorprendido.

"Por favor, adelante."

"Es esta la habitacion para las vacaciones?" pregunto una voz con acento duro. El viejo trato de identificar de que lugar provenia el acento. Judio, con un deje de americano, musito el viejo.

"Sientese, por favor," ofrecio el viejo. Entro de forma comica. El hombre vestia un sotana gris que le iba peque�a, una corbata marron abrochada en su cuello y una camiseta blanca le cubria en lineas verticales formando cuadrados. Pelo largo, algo blanco y gris, como el viejo habia tenirdo recientemente un shock electrico tenia una caracteristica prominente que al ojo de la mente le costaba ignorar. Un delgado bigote, muy comico, Definitivamente parecia un cientifico loco.

"Ah, bien!" dijo el extra�o. Serpenteo hasta la mesa, su atencion se fijo en las hileras de libros antes de coger la silla y sentarse en ella. "El Extra�o con ojos liquidos, iba un poco erratico con sus direcciones."

"Necesitare hablar con el," contesto el viejo detras de la mesa, sintiendo una afinidad con el nuevo extra�o.

"Si, seguro, es de logica pensar que esta es la habitacion correcta."

"Seguro?"

"Si, Hay un gran cartel colgado de la puerta que pone, `Habitacion de Vacaciones'." El extra�o sonrio astutamente, el viejo no pudo ayudarse de dejarlo.

"Entiende usted los terminos y condiciones del contrato?"

"Si. Mr. Gibbons me los ha explicado detalladamente." El extra�o se deslizo sobre la mesa y miro secretamente alrededor. "Es un mundo paralelo?" Susurro mirando otra vez alrededor. "Esta es una de mis teorias que estoy tratando de provar. Nuestro universo ha llegado a ser tan aburrido que recientemente lo descubri." Sonrio al viejo.

"Los detalles son poco frecuentes por el momento," replico el viejo. "Pero entonces lo encontras tu mismo. No es eso lo que usted quiere?"

"Cierto!" Contesto el hombre. "Usted me conoce bien, verdad?" Volvio a mirar alrededor para comprovar que no habia nadie mirando, lo que por supuesto no habia nadie excepto la cantidad de curiosas miradas de los libros. "Me han contado que hay magia en el Nuevo Mundo. Es eso cierto? Me gustaria, si? Me aburro con todo lo convencional. Me gustaria divertirme un poco para variar! Ser un mago debe ser muy divertido, verdad?"

"Hay m�s magia en ese mundo de la que pueda imaginar!"

"Maravilloso!" dijo el extra�o, aplaudiendo excitadamente. "Donde he de firmar?"

"Aqui mismo," dijo el viejo sacando un pedazo de papel. " Albert Einstein verdad?" pregunto el viejo aunque ya habia escrito su nombre. Para ocupacion escribio `Genio' y "Fiesta animal". "Si quiere firmar su nombre aqui por favor" Albert lo hizo, muy excitado.

"Es como vender tu alma al diablo, verdad?"

"No es lo mismo," replico el viejo. "Hay mucho mas rojo involucrado con el diablo. El se pasa el tiempo rompiendo los contratos que hizo con la gente." El viejo se levanto de su asiento. "Ahora si quiere hacerme de seguir por aqui, a traves de la puerta."

Tan pronto como Albert Einstein se levanto, el viejo abrio la puerta. Albert calmadamente, con una sonrisa en su cara, camino directamente hacia la oscuridad.

"Mucha oscuridad aqui, verdad?" dijo.

"Pronto cambiara, Albert," dijo el viejo y entonces cerro la puerta lentamente.

"Oh!" exclamo Albert "Una luz brillante. Como el big bang, verdad?" Hubo un silencio por un momento. "Oh mi! Wwwaaahhhhh - !" POP! Fiiizzzzzz!

Silencio.

El viejo se sento, con una sonrisa en su cara. "Siguiente, por favor Gibbons," dijo con amable voz despues de sentirse boyante desde su encuentro con Albert.

Nadie llamo a la puerta, pero esta se abrio y alguien entro, escondido en las sombras de la puerta. El viejo dirigio sus ojos enfadado e impaciente hacia el nuevo extra�o.

"Es Hawkins?" pregunto la figura, todavia disimulada entre las sombras. Era una voz joven, mas joven que los tres visitantes anteriores.

"Si," contento irritado el viejo.

"Oh. Dios." Contesto la voz entonces parecio que se habia olvidado de lo siguiente.

"Cierre la puerta, por favor," dijo el viejo cansinamente con un movimiento de su mano y volvio su atencion hacia los papeles de su escritorio. De reojo se dio cuenta que el extra�o vacilaba pero al final cerraba la puerta. Cuando vio que el recien llegado no se movia, lo miro. "Sientese por favor," le ofrecio con tono de voz espectante.

El extra�o hizo lo que se le habia dicho y camino hacia la peque�a luz que habia en la habitacion, el viejo lo escudri�o cautelosamente. Tenia el pelo ligeramente coloreado con la raya enmedio cayendole en la cara como una par de cortinas. Vestia una camiseta peque�a decorada con brillantes colores, una mezcla confusa que llevo al viejo a bizquear cuando miro la prenda. Se dio cuenta que el recien llegado vestia tejanos negros mientras se sentaba en la silla. Gibbons habia dicho que habia encontrado toda la gente necesaria para ocupar las vacantes. Que habia hecho Gibbons para darle la ultima vacante a este chico?

Sentandose, el extra�o miro aprehensivamente al viejo quien lentamente se deslizo para acompa�ar al joven hacia la luz. "Digame. Que hace usted para ganarse la vida?"

El extra�o levanto sus hombros. "Nada. Soy un parado." Parecia un poco abatido alli con sus hombros ligeramente caidos. Miro alrededor de la habitacion. "Libros. Que bien. Montones de ellos." El nunca habia sido bueno para hablar.

"Si, cierto," contesto el viejo dejando que un silencio se formara alrededor de la mesa. El extra�o ladeo su cabeza absente, haciendo chirriar sus dientes, y pensando que mas podria decir.

"Esa secretaria suya, la fea con los dientes partidos, me hizo venir aqui y me conto que usted me iba a proporcionar unas vacaciones gratis."

"Mr. Gibbons?" pregunto el viejo.

"Es un hombre?" pregunto el extra�o confundido. "Y entonces por que lleva un vestido de mujer?"

El viejo se movio ante tan ominosa pregunta. "Sus padres se confundieron cuando nacio y eso le dejo con un trauma mental. Pero no se preocupe, es inofensivo."

El extra�o cabeceo vergonzosamente y miro alrededor una vez mas. Se dio cuenta de que ya lo habia mencionado antes "Que bien" los libros otra vez. Continuo moviento la cabeza como un loco.

"Aspiraciones futuras?" pregunto el viejo poniendo sus manos en posicion de aguja.

El extra�o levanto sus hombros. "Me gusta pensar que podria obtener un empleo en la industria informatica." Contesto el extra�o en un firme tono de voz.

"De verdad?" dijo el viejo, con rayo de esperanza en su voz. "Esta usted cualificado?"

"Realmente no, bien, no para el area que en la que a mi me gustaria entrar."

El viejo se encontro su mano yendo hacia el cajon del escritorio. "Y cual es su area?"

"Programacion de juegos," contesto el joven.

"Hhmmm, seguro?" el viejo se dio cuenta de que habia abierto el cajon y ya estaba buscando un contrato. "Creatividad, verdad?".

"Si, Pero no tengo ninguna buena idea actualmente. Necesito un juego que permita a la gente vivir! Algo que les hiciera comprarlo a multitudes. Pero no se me ocurre nada"

El viejo saco el contrato y lo puso en la mesa. "Bien, tenemos una vacante disponible. La quiere para usted?"

"No estoy seguro para lo que estoy aqui."

"Si yo le dijera que le puedo enviar a un lugar que le inspiraria, que le daria una idea para su juego. Aceptaria?"

"No lo se. Cuanta gente va a ir."

"Oh, cientos. Miles," dijo el viejo. "Todos como usted, gente creativa pero tambien hay unos pocos que prefieren destruir cosas o que otras personas hagan las cosas para ellos."

"Hhmmm. No se."

"No hay nada que temer. Nosotros le damos un seguro de vida, todo. Si le sucede algo volvera inmediatamente al punto del que partio, perfectamente intanto sin nada mas que una memoria distante de su experiencia"

"Memoria?"

"Si. Como un sue�o. Un sue�o que le inspirara para crear ese lucrativo juego del que me estaba hablando."

"No se." Dijo el extra�o. "Cuanto duran las vacaciones?"

"Tanto como usted quiera."

"Solo he salido de casa a buscar algo de leche. Mi novia se enfadara si no vuelvo pronto."

"No hay nada que temer, se lo aseguro. La puede traer a ella si usted quiere."

"Unas vacaciones gratis? Suena demasiado bien para ser verdad."

"No hay ninguna obligacion, se lo aseguro. Solo digame su nombre y firme este contrato, el resto son detalles que seran ordenados detras de la puerta que ve a mi espalda."

"Contrato?" pregunto, el extra�o, suspicazmente.

"Si. Nada totalmente legal, Solo la firma para decir que yo estoy de acuerdo y usted esta de acuerdo."

"Bien"

El viejo sonrio. "Creame, se�or. Su mombre por favor?"

"Paul," contesto el extra�o dubitativamente. "Paul."

"Bien, bien," dijo el viejo rellenando el resto de detalles. "Si quiere firmar aqui"

Paul cogio el boligrafo lentamente y lo encaro al papel que tenia enfrente. Vio las palabras, pero ahora ya no podia verlas. Era dificil de explicar. El veia claramente que acababa de firmar y veia claramente su nombre impreso en mayusculas por el viejo. Impulsivamente, firmo rapidamente el contrato y devolvio el boligrafo.

"Bien echo," dijo el viejo aplaudiendo. "Es usted un hombre religioso? "

"Pues no, por que?"

"Oh, solo era una pregunta," contesto el viejo con ausencia. Se levanto. "Ahora, si quiere seguirme," pulso brevemente el boton de su consola y hablo duramente. "Gibbons! Aqui! Ahora!"

"S-si, se�or!" tartamudeo una voz nerviosa.

El viejo se levanto y abrio la puerta que conducia a la habitacion misteriosa. Entonces llego Gibbons entro corriendo dentro de la habitacion vistiendo un vestido rosa. "Aqui estoy se�or! No se olvide de mi."

"Er," dijo Paul. "Esta un poco oscuro aqui dentro, no?"

"Todo le sera revelado pronto." Contesto el viejo.

La puerta se cerro.

"Uh Y ahora que?" pregunto Paul, sintiendose un poco intimidado por el hombre alto y el feo, mal hecho, asi que empezo a cantar una cancion de ni�os a si mismo que empezo a tranquilizar a Paul.

"Espere un momento," dijo la voz del viejo desde la oscuridad cerca de alguna lado de Paul.

"Hehehehehe," Gibbon rio histericamente.

"Pienso que lo dejare, gracias, " dijo Paul resueltamente, sintiendose intranquilo y repentinamente con mucho, mucho miedo.

"Ahora, ahora. No hay nada de lo que temer." Le aseguro el viejo dulcemente.

"A casa, maestro!" grito Gibbons como un ni�o.

"Si, Gibbons. A casa."

La luz brillo dentro de la habitacion y Paul se encontro en el centro de ella. "Uh!" Exclamo Paul.

"Nada de lo que preocuparse. Todo es parte del contrato," dijo el viejo.

Paul tuvo que apartar la vista de la brillante luz que le daba en los ojos alzando su brazo para tapar su cara. Cuando fue capaz de bajar el brazo se dio cuenta que habia un largo tunel blanco cantidad de nubes rotando alrededor del centro. De repente cayo dentro como si su cuerpo hubiera sido tragado por un agujero. "Wwwwwaaaaahhhhh" El mundo simplemente habia estallado a su alrededor. Sus orejas permanecias tapadas por la explosion - o fue una implosion? - y cuando los abrio de nuevo vio un vasto territorio de islas e islotes a todo lo largo de su vista.

Asi como si de un modo u otro hubiera recorrido el territorio, los campos fueron pasando tras de si. La gente trabajaba esos campos, recorriendolos, arando la tierra. Edificios de piedra aparecieron delante de el. Paso a traves de cercas de madera que se difuminaron al pasar. Cuando se giro para mirar a la direccion que habia visto, vio un molino; sus aspas girando en el viento con un sonido de bup-bup que parecia sonar al ritmo de su corazon.

De repente fue lanzado hacia abajo; el molino le impulso dandole velocidad y el mundo se volvio borroso en su mente. Al volver de la inconsciencia, el mundo que el conocia se fue de su cabeza como un animal extraviado, podia haber jurado que habia visto un cartel en una de las caras de la estructura del molino que ponia en escritura de ni�o, "Bienvenido a la tierra de Foundation!!!!!!!!!" Habia mas exclamaciones pero es este punto su mente exploto y sus ojos se cerraron.

Foundation Line

--

Foundation is �1997/1998 Sadeness Software and Paul Burkey. All rights reserved.
Publishing - Sadeness Software - rich@sadeness.demon.co.uk
Foundation Support - Paul Burkey burkey@bigfoot.com

Sadeness Software - 13 Russell Terrace - Mundesley - Norfolk - NR11 8LJ - UK
Tel/Fax: +44 (0)1263 722169